1.- Prioriza tus tareas:

Es importante identificar cuáles son las tareas más importantes y urgentes para ti y enfocarte en la realización de ellas. Puedes utilizar herramientas como el método Eisenhower o la matriz de priorización para identificar tus tareas prioritarias.

O clasificar las tareas en tres categorías:

  • Importantes: son aquellas que generan un impacto significativo en tus objetivos a largo plazo.
  • Urgentes e importantes: si bien tienen un impacto significativo deben completarse lo más pronto posible.
  • Urgentes: son aquellas que deben ser prioridad y su culminación debe ser prácticamente inmediata.

Una vez obtenida la clasificación, con aquellas que pueden generar mayor impacto en tus objetivos.

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Es esencial identificar el tiempo que disponemos y la energía para la realización de las tareas para poder establecer un límite, con la finalidad de poder trabajar de forma eficiente y efectiva. Sobrepasar nuestra capacidad para trabajar y pretender realizar más tareas de lo común, aumentará nuestros niveles de estrés.

Establecer plazos muy cortos puede significar que no tendrás el suficiente tiempo para completar todas las tareas, contradictoriamente los plazos muy largos pueden contribuir a desmotivar y a perder el foco.

Sincerar los tiempos de acuerdo a poder trabajar eficientemente en cada tarea o utilizar técnicas como “Pomodoro”: trabajar durante 25 minutos y tomar breves descansos de 5 minutos, y una vez que ya se tomaron 4 pomeranian, alargar los tiempos de descanso a 15 o 30 minutos.

En más de una oportunidad nos hemos sentido agobiados y estresados por el gran volumen de trabajo que tenemos y que creemos que únicamente podemos realizar nosotros mismos.

Aprender a delegar es clave para mantener una lista corta de tareas. manejable, esto no es más que asignarle a otra persona tareas y disminuir tu carga de trabajo, concentrarte en las más importantes y permitirle a la otra persona desarrollar habilidades, destrezas y capacidades a nivel profesional.

Para delegar eficazmente, se deben identificar las tareas que pueden ser realizadas por otras personas, es decir, que no sean críticas para tus responsabilidades principales. También es importante, que esa persona a la que se le asignan las actividades tenga las habilidades necesarias y el tiempo disponible para poder realizarlas con éxito, pueda comunicarse regularmente contigo para aclarar dudas y entregar resultados parciales.

Las prioridades cambian y es esencial revisar la lista ya que algunas tareas perderán vigencia y otras se convertirán en prioridad. Eliminar aquellas que ya no son relevantes y ajustar la prioridad según sea el caso. Esta actividad no solo ayuda a mantener una corta lista de tareas sino a reducir la carga de trabajo y los niveles elevados de estrés.

Esta actividad te permite asegurarte de que estás invirtiendo el tiempo en las tareas correctas y esa lista sigue siendo útil de acuerdo a tus prioridades, igualmente sirve como guía para saber si se está avanzando en los objetivos planteados.

Para finalizar, una lista de tareas corta y manejable puede ser una herramienta valiosa para aumentar tu productividad y reducir el estrés.

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